AGENDA

* ESTA SEMANA TENEMOS OPERACIÓN KILO-LITRO. EN NOVIEMBRE HEMOS RECOGIDO 493 KG EN SIMPLY Y 508 KG EN LA PARROQUIA. MUCHAS GRACIAS A TODOS POR COLABORAR.

* COMENZAMOS LA NOVENA DE LA INMACULADA. HAREMOS UNA PEQUEÑA ORACIÓN EN LA MISA.

* ESTE PRÓXIMO DOMINGO 6 DE DICIEMBRE LAS MISAS SERÁN A LAS 11 Y 12:30 HORAS.

* EL LUNES 7 DE DICIEMBRE A LAS 22 HORAS, GRAN VIGILIA DIOCESANA DE LA INMACULADA EN EL CERRO DE LOS ÁNGELES.

* APÚNTATE AL CONCURSO DE BELENES DE LA PARROQUIA. LOS SACERDOTES IRÁN POR VUESTRAS CASAS BENDICIÉNDOLOS Y EVALUÁNDOLOS.

* COMENZAMOS EL MES DE DICIEMBRE Y HAY QUE DEJAR CERRADAS DOS CITAS IMPORTANTES DEL PRÓXIMO AÑO 2016.
- VISITA A ROMA EN EL PUENTE DE MAYO TODAS LAS PARROQUIAS DE VALDEMORO.
- JMJ DE CRACOVIA DEL 20 DE JULIO AL 3 DE AGOSTO PARA JÓVENES ENTRE 16 Y 35 AÑOS.

SANTOS DE LA SEMANA

30 NOV: SAN ANDRÉS, APÓSTOL.
1 DIC: BEATO JUAN DE VERCELLI, PRESBÍTERO.
2 DIC: SAN SILVERIO, PAPA Y MÁRTIR.
3 DIC: SAN FRANCISCO JAVIER, PRESBÍTERO.
4 DIC: SAN JUAN DAMASCENO, PRESBÍTERO.
5 DIC: SAN SABAS, ABAD.
6 DIC: SAN NICOLÁS, OBISPO. II DOMINGO DE ADVIENTO.

lunes, 20 de octubre de 2014

BEATIFICACIÓN DE PABLO VI

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Plaza de San Pedro
Domingo 19 de octubre de 2014

Acabamos de escuchar una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21).
Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba. Es una respuesta inmediata que el Señor da a todos aquellos que tienen problemas de conciencia, sobre todo cuando están en juego su conveniencia, sus riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto ha sucedido siempre.
Evidentemente, Jesús pone el acento en la segunda parte de la frase: «Y [dar] a Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere decir reconocer y creer firmemente –frente a cualquier tipo de poder– que sólo Dios es el Señor del hombre, y no hay ningún otro. Ésta es la novedad perenne que hemos de redescubrir cada día, superando el temor que a menudo nos atenaza ante las sorpresas de Dios.
¡Él no tiene miedo de las novedades! Por eso, continuamente nos sorprende, mostrándonos y llevándonos por caminos imprevistos. Nos renueva, es decir, nos hace siempre “nuevos”. Un cristiano que vive el Evangelio es “la novedad de Dios” en la Iglesia y en el mundo. Y a Dios le gusta mucho esta “novedad”.
«Dar a Dios lo que es de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz.
En eso reside nuestra verdadera fuerza, la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo. En eso reside nuestra esperanza, porque la esperanza en Dios no es una huida de la realidad, no es un alibi: es ponerse manos a la obra para devolver a Dios lo que le pertenece. Por eso, el cristiano mira a la realidad futura, a la realidad de Dios, para vivir plenamente la vida –con los pies bien puestos en la tierra– y responder, con valentía, a los incesantes retos nuevos.
Lo hemos visto en estos días durante el Sínodo extraordinario de los Obispos –“sínodo” quiere decir “caminar juntos”–. Y, de hecho, pastores y laicos de todas las partes del mundo han traído aquí a Roma la voz de sus Iglesias particulares para ayudar a las familias de hoy a seguir el camino del Evangelio, con la mirada fija en Jesús. Ha sido una gran experiencia, en la que hemos vivido la sinodalidad y la colegialidad, y hemos sentido la fuerza del Espíritu Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia, llamada, con premura, a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido.
Por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han colaborado, con el Apóstol Pablo, «damos gracias a Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones» (1 Ts 1,2). Y que el Espíritu Santo que, en estos días intensos, nos ha concedido trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad, acompañe ahora, en las Iglesias de toda la tierra, el camino de preparación del Sínodo Ordinario de los Obispos del próximo mes de octubre de 2015. Hemos sembrado y seguiremos sembrando con paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Señor quien da el crecimiento (cf. 1 Co 3,6).
En este día de la beatificación del Papa Pablo VI, me vienen a la mente las palabras con que instituyó el Sínodo de los Obispos: «Después de haber observado atentamente los signos de los tiempos, nos esforzamos por adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades de nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad» (Carta ap. Motu proprio Apostolica sollicitudo).
Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias. Gracias a nuestro querido y amado Papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia.
El que fuera gran timonel del Concilio, al día siguiente de su clausura, anotaba en su diario personal: «Quizás el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no tanto porque yo tenga algunas aptitudes, o para que gobierne y salve la Iglesia de sus dificultades actuales, sino para que sufra algo por la Iglesia, y quede claro que Él, y no otros, es quien la guía y la salva» (P. Macchi, Paolo VI nella sua parola, Brescia 2001, 120-121). En esta humildad resplandece la grandeza del Beato Pablo VI que, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro –y quizás en solitario– el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor.
Pablo VI supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la «sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo» (Homilía en el inicio del ministerio petrino, 30 junio 1963: AAS 55 [1963], 620), amando a la Iglesia y guiando a la Iglesia para que sea «al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación» (Carta enc. Ecclesiam Suam, Prólogo).

Enlace acerca de la beatificación de Pablo VI: imágenes, frases, hechos importantes del ministerio petrino de Pablo VI.

http://w2.vatican.va/content/vatican/es/special/2014/beatification-pvi/topic.html/content/specialevents/es/2014/10/16/beatificazionepaolovi 

martes, 14 de octubre de 2014

V Centenario Santa Teresa de Jesús: arranca el Año Jubilar Teresiano 2014-2015

Santa Teresa de Jesús
EL MIÉRCOLES 15 DE OCTUBRE COMIENZAN LAS CELEBRACIONES

Todos los caminos de la Iglesia católica en España se dirigen ya hacia el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, con un especial epicentro en la ciudad de Ávila, donde nació la santa el 28 de marzo de 1515 y también en Alba de Tormes (Salamanca), donde falleció el 4 de octubre de 1582. No obstante, dado el relieve de la santa, toda la Iglesia católica en España y el Carmelo Descalzo de toda la Iglesia universal celebrará la efeméride con rango de año jubilar. La clausura será el 15 de octubre de 2015.

Blog oficial donde podréis encontrar toda la información al respecto (actos, voluntariado,...)

http://teresaavila2015.blogspot.com.es/

martes, 7 de octubre de 2014

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA APERTURA DEL SÍNODO SOBRE LA FAMILIA

SANTA MISA DE APERTURA
DEL SÍNODO EXTRAORDINARIO SOBRE LA FAMILIA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Basílica Vaticana
Domingo 5 de octubre de 2014

El profeta Isaías y el Evangelio de hoy usan la imagen de la viña del Señor. La viña del Señor es su «sueño», el proyecto que él cultiva con todo su amor, como un campesino cuida su viña. La vid es una planta que requiere muchos cuidados.
El «sueño» de Dios es su pueblo: Él lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo, un pueblo que dé muchos frutos buenos de justicia.
Sin embargo, tanto en la antigua profecía como en la parábola de Jesús, este sueño de Dios queda frustrado. Isaías dice que la viña, tan amada y cuidada, en vez de uva «dio agrazones» (5,2.4); Dios «esperaba derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos» (v. 7). En el Evangelio, en cambio, son los labradores quienes desbaratan el plan del Señor: no hacen su trabajo, sino que piensan en sus propios intereses.
Con su parábola, Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los «sabios», a la clase dirigente. A ellos ha encomendado Dios de manera especial su «sueño», es decir, a su pueblo, para que lo cultiven, se cuiden de él, lo protejan de los animales salvajes. El cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad, creatividad y laboriosidad.
Pero Jesús dice que aquellos labradores se apoderaron de la viña; por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieran, quitando así a Dios la posibilidad de realizar su sueño sobre el pueblo que se ha elegido.
La tentación de la codicia siempre está presente. También la encontramos en la gran profecía de Ezequiel sobre los pastores (cf. cap. 34), comentada por san Agustín en su célebre discurso que acabamos de leer en la Liturgia de las Horas. La codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo (cf. Mt 23,4).
También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad.
Somos todos pecadores y también nosotros podemos tener la tentación de «apoderarnos» de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos «frustrar» el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad.
Hermanos sinodales, para cultivar y guardar bien la viña, es preciso que nuestro corazón y nuestra mente estén custodiados en Jesucristo por la «paz de Dios, que supera todo juicio» (Flp 4,7). De este modo, nuestros pensamientos y nuestros proyectos serán conformes al sueño de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios (cf. Mt 21,43).

ENCÍCLICA del PAPA FRANCISCO "LAUDATO SI´, sobre el cuidado de la casa común".

ENCÍCLICA del PAPA FRANCISCO "LAUDATO SI´, sobre el cuidado de la casa común".
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